Camino de la Torre

VITICULORES DE LAPUEBLA, nace como el proyecto personal de la 4ª generación de la familia HERAS CORDÓN, en la que se busca el cuidado, el origen y la finura, algo que ya caracteriza a la familia en su actual bodega, pero en este caso, de un modo más singular.

El proyecto nace en 2019 con la elaboración del primer vino “Camino de la Traición”, y sigue su andadura con la añada 2020 denominado “Camino de la Torre”, un vino con un AURA ÚNICA, el cual nace con el objetivo de rendir homenaje a los orígenes de la familia: Lapuebla de Labarca y su vitivinicultura.

Para ello, se seleccionó un antiguo viñedo de Tempranillo de 0,9 has. plantado en vaso en 1923, a 545 metros de altitud, entre las localidades de Lapuebla y Laguardia, en el paraje de “La Media Legua”, adyacente al “Camino de la Traición”, y también conocido como “Las Torres”, debido a los restos históricos que persisten en sus alrededores. Lo localizamos en una ladera imponente sobre un suelo arcillo-calcáreo con gran porcentaje de caliza activa. Se trata de un viñedo que tardó varios años en recuperarse, en tomar la forma que se deseó para que el fruto de nuestro trabajo fuera excepcional. Y es que esta es la filosofía de VITICULTORES DE LAPUEBLA, recuperar viejos viñedos llenos de historia, magia y encanto, sobre los que poder trabajar de un modo que se combinen los antiguos métodos de elaboración con toques de modernidad e innovación.

El logo que les representa se trata del árbol de la vida, que representa su crecimiento personal, que a medida que pasa el tiempo el árbol se convierte más fuerte desde su interior (simboliza su comienzo, cuando apenas tenían experiencia) hacia el exterior (representando todo lo que han construido hasta día de hoy con esfuerzo y dedicación), además también significa su respeto por la viticultura y su entorno, preservando la tierra y sus frutos.

Por otro lado, la vendimia tomó lugar el 15 de octubre de 2020. Fue una vendimia manual en cajas de 20 kg, con un 80% despalillado suave sin estrujado y un 20% con racimo entero. A continuación, pasa a un tino de madera y el resto a un cubo de polietileno, en los cuales, las bayas se irán impregnando del propio mosto dando lugar así, a la fermentación alcohólica. Una vez finalizado este proceso, se mezclarán los dos vinos con distintas fermentaciones, y se llevará a barricas de roble francés para que haga allí la fermentación maloláctica. Finalmente, se trasegarán por gravedad a barricas de roble francés y americano, eliminando las lías más gruesas, y donde permanecerá durante 18 meses antes de ser embotellado, logrando una finura propia de los grandes vinos de Rioja.